jueves, 22 de mayo de 2014

MI HIJA SE LLAMA LUCAS

Constantemente manejamos determinados conceptos de manera errónea, sesgada o prejuiciosa. Pero hay uno especialmente tabú y acerca del cual sigue costando encontrar información adecuada y cercana a la realidad, y es precisamente todo lo concerniente a la homosexualidad, transexualidad, bisexualidad, etc...

Tomemos como referencia el siguiente artículo: CÓMO SE FORMA LA IDENTIDAD DE GÉNERO En primer lugar, hemos de diferenciar entre "identidad de género" y "desarrollo de la atracción sexual"... en este artículo parece estar mezclando ambos conceptos y no tienen nada que ver lo uno con lo otro. Lo primero hace referencia a cómo te percibes y cómo te sientes en cuanto a tu sexo, y eso se desarrolla de manera muy temprana: la curiosidad por el sexo se genera en algunos niñ@s desde bebés, y especialmente, por conocer más acerca del sexo que ell@s no poseen. Paulatinamente se traduce en una asunción de la propia identidad, de forma que aunque en 1º de infantil esté incluído en el currículo la identificación del propio sexo, en realidad, la mayoría ya llegan con esa concepción desarrollada.
En el momento en el que se empiezan a relacionar con mayor número de personas diferentes a las de su ambiente habitual (familia), es cuando empiezan a asumir diferentes roles de género, es decir, a aceptar que "los niños y las niñas son diferentes porque les gustan cosas diferentes".... pero esta sí que es una cuestión puramente asumida del entorno. La aceptación de su propia identidad sexual, sin embargo, no lo es. Por eso se postula que es de carácter innato, al igual que la homosexualidad.
Cuando nos referimos sin embargo a la "atracción sexual" es cuando podemos hablar de la aceptación de que nos gusta el mismo sexo con el que nos hemos identificado (homosexualidad) o por contra, el otro (heterosexualidad). Efectivamente, este tipo de cuestiones tardan más en desarrollarse... algun@s niñ@s son más precoces, pero lo habitual es la preadolescencia (en torno a los 11 ó 12 años).
Discrepo también con la cuestión que plantea de que la mayoría de l@s niñ@s con "disforia de género" cambian al llegar a la edad adulta... precisamente porque no disponemos de datos científicos que avalen semejante afirmación. Es decir, que desconocemos si los niños que se sentían niñas y viceversa dejaron realmente de sentirse así en la edad adulta (y por decirlo de otra forma "se normalizaron") porque alcanzaron un nivel de desarrollo óptimo o simplemente estamos una vez más ante una asunción de roles por deseabilidad social (o lo que es lo mismo, que nos comportamos, hablamos y funcionamos tal y como se espera de nosotr@s).

Lo realmente importante en lo referente a este tema ya no sólo es informarse y formarse al respecto, sino lo que suelo denominar como "tendencia al pensamiento reversible", es decir, que a pesar de la importancia mantenerse firme en las propias opiniones, es necesario pensar y reflexionar al mismo tiempo desde la postura contraria... porque poseer la razón es relativo.
Cuando como padres y madres mantenemos esta postura, es probable que dejemos de partir de la idea de cómo deseamos que SEAN nuestr@s hij@s y empezaremos a aceptar cómo SON realmente. No nos sonrojaremos al comentarles que no nos importa si les gustan los niños o las niñas, ni nos importará que un día nuestra hija nos diga que quiere llamarse "Lucas".... simplemente porque así es como se siente.

Obviamente nos suele preocupar la reacción social, el cómo puede afectarles el rechazo de las demás personas... pero si somos realistas, este es un tema persistente y común. Es uno de los grandes temores que poseemos padres y madres porque por uno y otro motivo, sabemos que el rechazo social, especialmente de aquellas personas importantes para ti, es doloroso. Pero también sabemos que nuestras experiencias dolorosas lo han sido menos cuando en casa tenemos apoyo, cariño, respeto, honestidad, confianza,... Esa es la base fundamental para generar dos cosas que tanto necesitamos para lograr un desarrollo pleno: AUTOESTIMA y CAPACIDAD DE RESILIENCIA, o lo que es lo mismo, potencial para superar las adversidades que se nos puedan ir presentando a lo largo de toda nuestra vida.
No suframos por ell@s... compartamos sus dificultades desde el respeto y la confianza por la superación personal.

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